….contaba un
abuelo del Reino a todos los muchachos allí reunidos una historia sucedida en
un país del lejano oriente, un servidor se sentó con los muchachos a escuchar
como uno más, tenía que coger tablas.
-¿Cómo estas Cisvirer? –Me dijo el anciano.
-Bien, señor Tomás, a escuchar su cuento. –Le dije.
-Esto niños, es una historia real y no como dice el
Caballero Cisvirer “un cuento” con todo el respeto.
..Hace mucho tiempo y en Tierras de dunas de arena había
una cueva donde bandidos de todas esas tierras escondían tesoros en ella y que
para entrar pronunciaban dos palabras: ¡Ábrete S…….
Nadie,
absolutamente nadie, de los nacidos en los 70 y 80 y parte de los 90 inclusive,
podrá decir que no se divertía o que no aprendía viendo con sus amigos y
hermanos en la tele Barrio Sésamo, creo que los antes niños
que ahora somos padres y los que no lo son, pues serán tíos o padrinos de
alguno, podrá decir que estábamos como las estatuas humanas de la Plaza Mayor
de cualquier punto de España, mas quietos que un gato escayola, observando
minuciosamente y abrazándote al que tenias al lado (a un hermano o a un
coleguilla de tu bloque de pisos) como el Conde
Drácula contaba las velas que se iban apagando, o como Epi y Blas,
esa pareja perfecta o imperfecta discutían enseñándonos como reconciliarnos
después y como Espinete y compañía
nos contaban historias de todo tipo en las que aparte de aprender te divertías y
vivías aventuras como en la Historia Interminable, como Súper Coco te
enseñaba lo que era “cerca y lejos” (ahora los “Ninis” ni lo saben), como el monstruo de las galletas devoraba sin parar
y te enseñaba a contar las que se iba comiendo y un leve recuerdo en una
pequeña parte de mi cerebro, aunque a otros con un par de años más que un
servidor lo recuerden mejor, a la gallina Caponata y
al caracol Perejil; a
todos ellos:
Mil
Gracias.
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Personas son, las que utilizan palabras sin ánimo de herir sensibilidades u ofender a otros semejantes. Aquel que no respete esta máxima, no hace falta que pierda el tiempo...