- Vamos sinfonía, que llegaremos tarde a nuestra encomienda y nos esperan Rodrigo y José, los guardianes de unas de las cuadras del Reino.
- ...iihhhjjjjj... -relinchó con fuerza mi yegua.
- ¿Te sonaban los oídos Cisvirer?, porque estábamos hablando de ti. -me dijo José, el guardián de la cuadra.
- La verdad es de que no me sonaban los oídos, los debo tener bien protegidos por la cera que se genera en ellos, pero de todas las formas ¿por qué lo dices José?. -le pregunté.
- ...no, porque te veo muy susceptible..jejeje -dijo riendo el buen hombre.
-'Cuidao' 'cuidaito' que soy Persona de bien, pero en cualquier momento puede salir mi lado guerrero y significaría desenvainar mi espada...
Decepción grande me he llevado en el día de ayer en el que acabé en un empleo que tenía hasta ahora, y digo esto porque a veces las personas aparentan cosas que no son, aparentan que trabajan en los minutos en los que los jefes se pasean cinco minutos escasos por el lugar de trabajo y bastan para que cojan una buena impresión de estos, pero, por el contrario sucede que los que buenamente hacen lo que tienen que hacer, osea, lo que les han dicho, pasan desapercibidos.
El trato con los mismos, el envío diario de correos electrónicos con la información que hemos hecho 'entre todos' osea de los tres empleados que estábamos allí, las sugerencias que no tienes porque dar y que nadie te ha pedido, el malmeter el hocico como un jamelgo envidioso, el despotricar contra tus compañeros al biés (con uno cuando no está el otro y a la inversa) y un gran sinfín de muchas muchas pero que muchas más cosas.
La vida aquí en La Tierra es así, pero...
...al final..todo sale.
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Personas son, las que utilizan palabras sin ánimo de herir sensibilidades u ofender a otros semejantes. Aquel que no respete esta máxima, no hace falta que pierda el tiempo...