……buscaba
setas a la orilla del arroyo que por su humedad las servía sabrosas y con
olores y aromas más bien delicados para los olfatos más exigentes, cuando de
repente escuché cerca, una vocecilla que tras unos troncos cortados se hallaba,
¿Quién será? me pregunte
con agrado
Y recogiendo mis pertenencias
Me dirigí presto y con cuidado……..
-¡ajaaaaaaá!
Te pillé. –Dijo un servidor, al echar por encima su manto a algo en movimiento,
sin saber muy bien el que.
-suéltame,
suéltame ¡alcornoque! –dijo una voz muy dulce y delicada pero con bastante
temperamento desde debajo de mi manto marrón.
-tranquila
muchacha. –Le contesté, tras ver que debajo de mi manto aparecía un hada del
bosque.
-¿Qué
te pasa o es que no me has visto? –Exclamó.
-pues
la verdad es de que no, te mueves muy rápido, mujer. –le dije suspicazmente.
-¡hola!
–se oyó con eco por diferentes ángulos del bosque.
-¡
y ahora! ¿Quien leches es? –pregunté.
-Soy
yo, Igueor d’Icola y procedo de los profundos bosques de formentor. –dijo ante
mi presencia, un elfo con largos cabellos a forma de media melena y con ropajes
verdes oliva con botas altas y marrones y que en su espalda portaba una aljaba llena
de flechas.
-¡hola
igueor! ¿Cómo estás? –dijo el hada.
-muy
bien, Ararme adriora. –contestó Igueor, el elfo.
-¡vamos
a ver! ¿Me he perdido algo? Me puedo sentar sobre el musgo a esperar a que acabéis.
-
Adriora, el hada y yo, somos viejos conocidos del bosque de formentor, ¿y tú? Aun
no te has presentado. –dijo el elfo.
-Llevas
toda la razón, soy Cisvirer d’Alamedilla y soy Caballero del Reino de Mallorca,
pero de un tiempo a esta parte estuve ausente por viajes encomendados por
nuestro Rey por el viejo continente. –les contesté.
-Si
eres caballero del Rey, eres amigo nuestro y de los bosques de Formentor,
recibe de nuestra parte esta aljaba para portar flechas ¡que ya veo que falta
te hace! –me respondió………
La amabilidad y el porte bien llevado
hacía mi persona, los honran a los dos y así lo creo.
Mª Carmen m. del M.
y Miguel m. n.
Mil
Gracias.
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Personas son, las que utilizan palabras sin ánimo de herir sensibilidades u ofender a otros semejantes. Aquel que no respete esta máxima, no hace falta que pierda el tiempo...