….venía embriagado de las mágicas y verdes tierras del Reino
Astur, no tenía palabras, atrás dejaba sus prados, sus hórreos, sus puentes
sobre esos ríos impetuosos e insinuantes, sus Xanas y otros seres fantásticos,
su gastronomía y sidra y sobre todo sus gentes.
-Sinfonía, parece que estas triste, ¿no será por aquel apuesto
caballo autóctono de los montes del Reino Astur? –Le dije a mi yegua.
-..iihhhjj… -Relincho Sinfonía levemente y adormecida.
-Venga, venga..
Una llegada
esperada, se terminaba lo que ha sido una experiencia muy muy grata y a lo
largo de cinco noches y seis días hemos exprimido el tiempo he ido contrarreloj.
Hemos conocido gentes, he hablado con pescadores en el sella en
medio de una isleta en Ribadesella, con personas mayores (como a mi tanto me
gusta) y que se ayudan de bastón y que perfilan una sonrisa con sus labios
agrietados del frío, con peregrinos que iban hacia Santiago, con comerciantes
amables, con personas dedicadas a la hostelería, restauración y turismo, con
empleados y empleadas de museos impresionantes…en fin, todo parece un bucle que
empieza y termina pero ya hemos pisado Sa Roqueta.
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Personas son, las que utilizan palabras sin ánimo de herir sensibilidades u ofender a otros semejantes. Aquel que no respete esta máxima, no hace falta que pierda el tiempo...