..…Había
una vez, una familia, en la que convivían felizmente todos los miembros que la componían, aunque raro el día en la que no discutieran
por algo y hubiera grandes diferencias entre ellos. La familia constaba de
nueve miembros en total; el Abuelo y la abuela materna, el padre y la madre
junto a sus cinco hijos.
A
los abuelos les gustaba ayudar en todo lo que podían puesto que siempre lo habían
hecho y les habían inculcado así desde bien pequeños, los padres trabajaban
duro también en el molino que tenían junto a la pequeña casa y cuidaban
asimismo de los animales que poseían y los cinco hermanos (dos hembras y tres
varones) se repartían el trabajo en mayor o menor grado, pero todos aportaban
su granito de arena. Juan, El mayor, siempre iba al costado derecho de su
padre, era un gran apoyo para el, por su fuerza y corpulencia que poseía
pudiendo de esta forma ayudar en lo que necesitara; maría, la segunda, al
contrario que Juan siempre estaba con su madre ayudándola no solo en casa, sino
con los animales que le gustaban mucho y disfrutaba de verlos alimentadonlos, cuidándolos
y recogiendo los frutos de los mismos al margen de que su otra gran afición
junto a su madre era la de coser; Pedro, el tercero, iba pegado como una lapa y
a la izquierda de su padre en todo momento y disfrutaba de su trabajo y cuando
iba a cazar y a pescar con el y su hermano mayor; Jaime, el cuarto, le llamaban
el comodín, porque aunque es cierto que le encantaba estar con su madre y le
gustaba mucho la cocina (sobretodo hornear pan), cuando tenia oportunidad se
apuntaba a salir con quien fuera y donde lo necesitaran y por último estaba la
pequeña Sara que esa no fallaba nunca, iba por delante de su padre y sus
hermanos Juan y Pedro para aportar con todo su empeño por falta de fuerza lo
que alo mejor les faltaba a otros miembros de la familia.
Un
día estando todos en faena se acerco a la casa alrededor de una docena de lobos
hambrientos atraídos por el olor del aroma que salía por el final de la
chimenea hasta arriba del tejado de la casa y que se esparcía por el bosque con
un cierto vuelo acompañado por la brisa, que suave pero constante tenían ese
día; entonces, la madre al oír los aullidos y ver por la ventana de la cocina
que bajaban en manada, toco con fuerza de un lado a otro el triangulo de acero
que colgaba del porche de la casita para avisar a todos los miembros de la
Familia, el abuelo al oír a su hija, se asomó por la ventana del molino de
piedra y cogiendo una escopeta que tenían colgada de la pared del mismo disparó
hacia el cielo como señal a sus nietos y yerno para acentuar la llamada de
peligro de su hija; acudieron todos con rapidez puesto que los lobos no se habían
asustado con el disparo, se ve que tenían demasiada hambre, el abuelo salió del
molino y entro en la casa con su mujer, su nieta mayor y su hija, el yerno
llegó con sus tres hijos varones y sara la pequeña.
Entraron por la puerta de
atrás de la cara de las montañas porque por la principal que daba hacía la
llanura venían ya muy cerca las bestias, se pusieron con las escopetas
atravesando los cristales de las ventanas e hicieron varios disparos, hiriendo
a varios de ellos que se fueron cojeando y los otros escaparon rápidamente;
cuando esto pasó todos hicieron una piña abrazándose….
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Personas son, las que utilizan palabras sin ánimo de herir sensibilidades u ofender a otros semejantes. Aquel que no respete esta máxima, no hace falta que pierda el tiempo...