¿Cuántas
veces hemos pasado cerca de una situación en la que hemos visto:
sinvergüenzas
insultando a personas
en un parque de juegos
que
van con sus familias a pasar la tarde ( y estos sinvergüenzas
me dirán que son “juglares” por vociferar palabras malsonantes)
o a niñatos
ya creciditos en un parque
verde
dándole al acelerador de su motocicleta y expulsando humo negro a
diestro y siniestro( y estos niñatos
me dirán que están poniendo a punto su “burra” o individuos
a
las
puertas
de escuelas,
fumando
y trapicheando delante de niños sustancias ilegales( y estos
individuos
me dirán que son “mercaderes”) o a desgraciados
que
se dedican a molestar a nuestros “mayores” cuando acompañan a
los nietos con su mayor alegría ( y estos desgraciados
me
dirán que son “bufones”)?
¡pero
que me estáis contando! ¡que no me chupo el dedo!
En
la baja o alta edad media, se los hubieran cepillado, pero no me
quiero ir tan atrás en el tiempo, porque existe (aunque sea para
pasar el rato con nuestras familias) una gran persona
que tiene por nombre José mota y que uno de sus grandes personajes
repartiría unas buenas raciones de vara de avellano, porque cuando
recorta en silueta con su capa de nitrato de chile aunque se pueda
hacer uno, una de nueces de California o de patatas de sa pobla (que
sea blanca) su escudo de madera de corcho con las siglas “tlv”, su
pañuelo con los 4 nudos ( a lo “¡benitoooooooo!!”) cuerda de
pita, etc…. Y sobre todo:
Esa
magnífica e imponente vara de avellano.
Vuelve
tío la vara, necesitamos oír……
El
poder
de la varaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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Personas son, las que utilizan palabras sin ánimo de herir sensibilidades u ofender a otros semejantes. Aquel que no respete esta máxima, no hace falta que pierda el tiempo...